Cuando la miel es pura y de buena calidad, se convierte en un tesoro para cualquier ocasión y no solo como alimento sino también como remedio casero.
Debido a que esta formada por azúcares, péptidos, flavonoides, antioxidantes, enzimas e incluso aminoácidos, concentra toda una gama de usos en la medicina natural.
Por ejemplo:
En caso de sufrir de angina, faringitis o disfonías, se recomienda exprimir el jugo de una naranja y entibiarlo apenas. Agregarle una cucharada de miel, revolver bien y consumir de a cucharaditas. Mejora la tos, alivia el dolor de garganta gracias a su acción antiinflamatoria, y ayuda a combatir la infección.
Si hay problemas para conciliar el sueño, aparte de tomar las medidas clásicas como cenar liviano dos horas antes de acostarse y practicar ejercicios de relajación, el remedio clásico de una taza de leche tibia en la que habremos disuelto una cucharadita de miel actúa aportando triptofano y otras sustancias que inducen al buen dormir.
Cuando las manos se resecan o se notan con la piel irritada por el uso de limpiadores o por el frío, se puede utilizar una mascarilla de miel. Simplemente hay que entibiarla y ayudándose con un pincel grande, cubrir las manos, dejar actuar 20 minutos y retirar con agua tibia.
También se puede agregar miel al jabón líquido para manos y al champú de uso habitual, para una mayor hidratación, además de que la miel tiene efecto suavizante.