Durante el segundo capítulo de MasterChef, una de las cocineras amateurs, que luchan por quedar entre los 24 seleccionados para competir entre los 16 elegidos, logró conmover al jurado y a la audiencia con su historia personal.
Fue la participante Graciela quien logró cautivar y emocionar a los tres integrantes del jurado al compartir su historia de vida mientras preparaba su plato, con el que también demostró su talento en la cocina.
Durante la charla con los chefs mientras terminaba de cocinar, la participante contó: "La cocina para mí, lo es todo. Es mi cable a tierra, es donde yo descargo si tengo ganas de llorar o tengo ganas de reír".
Luego, cuando Germán Martitegui le preguntó quién era la persona que la impulsó al mundo de la gastronomía, Graciela dijo: "Mi hija mayor me convenció de que venga, siempre me vio con mucha pasión. Y en un momento triste de mi vida, esa pasión se me fue".
Al ser consultada sobre la razón que la llevó a alejarse de su pasión, la cocinera amateur reveló: “Perdí la pasión porque perdí una hija. Perdí a mi hija María Lucía y con ella se fue toda mi felicidad y toda mi alegría. Calculo que a muchos que han perdido un hijo, les han pasado lo mismo”.
Además, Graciela continuó: “Ella se llevó gran parte de mi alma y necesito recuperarla. Así que mi hija me obligó prácticamente a estar acá. Así que se lo agradecí, porque todas las instancias que pasé hasta este momento fueron muy agradables, y creo que con esto yo ya estoy más que satisfecha”.
La cocinera amateur, quien estremeció a la audiencia, preparó un plato de albóndigas con puré que le valió pasar a la siguiente instancia, recibiendo los elogios de parte de los tres jurados que disfrutaron de sus sabores.
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