Gerardo Rozín falleció el 11 de marzo de 2022 a los 51 años, a causa de un tumor cerebral, una enfermedad que le diagnosticaron en 2021. A casi un año de su triste muerte, Carmela Bárbaro, ex pareja de Gerardo con quien tuvo a su hija menor Elena, recordó al conductor.
"Lo resguardamos. Él se resguardó como pudo y sobre todo resguardó a sus hijos (Pedro y Elena), que tenían que seguir yendo al colegio, que tenían que seguir estudiando, que había que continuar aunque uno sienta que es como un paréntesis, porque es un momento donde el tiempo se paraliza, como en una película. Pero creo que los priorizó, creo que hizo bien", explicó la periodista sobre la terrible enfermedad que atravesaba el productor televisivo.
Luego, amplió su testimonio con respecto a el profesionalismo que hubo de sus compañeros: "Además yo siempre agradezco a todas las personas que respetaron su decisión, porque lo sabía mucha gente. Y yo creo que el medio le pagó bien en ese sentido. En algo tan íntimo y tan importante. Porque lo demás son bolu..., los chimentos, las notas... En ese sentido, nos cuidamos", confesó en LAM.
"Gerardo era hipocondríaco. No le creímos al principio, reconozco que no le creí. De verdad yo pensé que tenía otra cosa. Él se sintió mal, lo internaron y yo pensé que había tenido un pico de presión. No se te ocurre, no se te pasa por la mente una cosa así. No está en los planes de nadie, no es tu posibilidad", relató Carmela.
Sobre los cuidados de salud del rosarino, reveló: "Él se cuidaba mucho. Se cuidó mucho del covid, se cuidaba mucho porque como era hipocondríaco, iba mucho al médico, estaba controlado. Y cuando tuvimos el diagnóstico, fue muy difícil de entender. Los médicos estuvieron excelente porque tuvimos el diagnóstico rápido, lo operaron. Fue difícil también ese momento, porque uno no sabe qué esperar después de la operación".
De la despedida de Rozín con sus íntimos, Bárbaro contó: "Llamó a varios de sus amigos. No sólo para despedirse, sino para juntarse. Se juntó mucho. Y tuvo la fortuna de que lo cuidaran mucho, de que lo fueran a visitar, que lo llevaran a comer... Estuvo muy rodeado de muchos afectos y tenía muchos afectos muy importantes".
Para finalizar, habló del amor de Gerardo por su oficio: "El trabajo era su vida. Yo creo que trabajó hasta donde pudo y cuando no pudo ir más, ponía la cabeza en eso. Era el momento en el que vos lo veías florecer. Vos llegabas y por ahí estaba medio caído, cansado se sentía mal... y enseguida cuando entrábamos ponía a buscar por tal nota y demás. Hasta el final pensaba cosas y proponía. Es una de las personas más creativas que conocí".