Hace 27 años, un 7 de septiembre de 1996, Gilda brindó su último espectáculo en el programa "Los sábados musicales de América", conducido por Sandra Smith. Pocas horas después, un fatídico accidente vial cobraría la vida de la artista tropical, su madre, su hija, algunos músicos y el chofer. En ese momento, Gilda estaba a punto de cumplir 35 años y se encontraba en la cima de su carrera. A pesar de su partida, su éxito y popularidad perduran hasta hoy, alimentados por los misterios y mitos que rodean su figura.
El destino parecía marcar el trágico desenlace de Gilda de manera premonitoria en la letra de su última canción, "No es mi despedida". Esta composición ha sido objeto de escrutinio durante los últimos 25 años, ya que su mensaje parece anticipar su fatal desenlace a los 35 años.
La madrugada del 7 de septiembre de 1996, en el kilómetro 129 de la Ruta 12, en Entre Ríos, un micro que transportaba a Gilda hacia un show en Chajarí colisionó frontalmente con un camión, segando la vida de la cantante, su madre, su hija, tres músicos de su banda y el chofer. Bajo la lluvia y en la soledad de la ruta, Gilda se convirtió en un mito y un símbolo para muchas mujeres que anhelaban perseguir sus sueños.
La noticia de su trágica muerte ocupó titulares y su rostro se multiplicó en remeras, pósters e incluso estampitas. La imagen de Gilda, con un halo de misticismo que la rodeaba en la portada de su último disco, la mostraba como una suerte de santa, vestida de violeta y una corona de flores en la cabeza, mirando al cielo.
Entrevistas posteriores con allegados a Gilda revelaron que la artista ya mostraba signos de agotamiento debido a la intensidad de sus giras y las actuaciones hasta altas horas de la madrugada. A pesar de sufrir alergias y problemas renales, Gilda mantenía su fortaleza en el escenario, pero en la intimidad del micro, entre actuaciones, debía cambiar sus medias y zapatos debido a las llagas en sus pies que sangraban.
La noche del accidente, Gilda había compartido momentos con Toti Giménez, su ex pareja, y le dijo: "Dormí un rato y después tomamos mate". Sin embargo, cuando Toti despertó, se encontró con un escenario desolador y gritos a su alrededor. Debido a las heridas que sufrió, pasó meses sin saber qué había sucedido con Gilda.
Esa misma noche, Gilda había dado lo que sería su último show, en el programa de Sandra Smith, en donde fue con su banda y tocó dos canciones. “Ella es una verdadera diosa”, fue la manera que la presentó la conductora. En ese momento la artista cantó (en realidad hizo playback, como suele pasar en televisión) la canción Salvaje, la cual dijo que era una “versión en cumbia de un tema muy famoso de Franco Simone que realmente la gente ha recibido con muy buena onda”.
A pesar de las circunstancias que rodearon su muerte, la figura de Gilda se mantiene viva en la memoria de sus seguidores, quienes continúan recordando su música y su legado, manteniendo viva la llama de una artista que partió demasiado pronto pero dejó una huella imborrable en la música tropical argentina.