En los últimos días, el nombre de Luis Ventura no estuvo vinculado a ningún escándalo o primicia, sino a su salud. Fue al Sanatorio de La Trinidad en Quilmes, donde se sometió a un control médico, pero los estudios no le dieron bien y quedó internado por unas horas. A raíz de eso, llegaron más estudios.
Por un lado, le indicaron una dieta estricta para equilibrar el tema de la glucosa, el azúcar en sangre, se conoció. Además, remarcó que tenía que hacerse dos operaciones, una de ellas se llevó adelante durante la tarde. “En La Trinidad, a punto del cuchillo... gracias a todos por tanto cariño”, comentó Luis pasado el mediodía.
Cerca de las 17, y luego de la intervención, acudió a sus redes sociales para contar cómo le fue. “Listo... a otra cosa. No me morí, no me fui a ningún lado ni volví de ningún lado”, comenzó, seguramente, con una chicana a su archienemigo, Jorge Rial, que en Colombia tuvo que ser resucitado.
“El doctor Cabral me operó, monitoreó el doctor Beherens en la Trinidad y Miguel y José me arreglaron la tele para ver a Mazzocco”, bromeó el periodista, que no se quiso perder A la tarde, programa del cual es panelista y faltó por esta intervención quirúrgica.
Luego, siguiendo con su sentido del humor, agregó: “Pasó el florista de los famosos, Roberto. Me tiró pétalos de rosas y me dejó caramelos que no puedo comer. Pero el amor es más fuerte. Gracias a todos e iré respondiendo ante tanto cariño. Siempre con mis hijos, mi hermano, mi familia y amigos. Los quiero y voy por más”.
Sobre la operación, había dicho: “Se llama fimosis, eso tengo. Me generaba ardor, estrías sangrantes, era antihigiénico. Es la circuncisión que utilizan los judíos cuando nacen los chicos, para que la gente entienda”. Vale recordar que le queda una segunda, la de cadera, que será programada.