TESTIMONIO CONMOVEDOR

Alcohol, depresión y magia negra: el crudo relato de Adabel Guerrero sobre la vida de su madre, que murió cuando ella tenía 17 años

La bailarina visitó el programa Seres libres y habló de la dura infancia que atravesó. "Hay heridas que no sanan nunca, pero con las que se aprende a vivir"

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Adabel Guerrero es sin duda una mujer luchadora y resiliente. Haberse criado en una casa con un padre ausente, una madre alcohólica y depresiva, y un hermano que con el paso de los años fue entrando en un oscuro camino de drogas y violencia no es un escenario precisamente fácil. Pero ella supo crecer en esa adversidad, apoyándose primero en las extenuantes horas de baile como un lugar de refugio y luego en su carrera, en su pareja Martin Lamela y hoy más que en nadie, en su hija Lola de 4 años. 

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 No le resulta fácil hablar de ese pasado duro, en especial porque inmediatamente suele quebrarse y le afloran las lágrimas. Pero invitada a un programa como Seres libres y entrevistada por otro resiliente como Gastón Pauls, abrió su corazón. Y contó detalles de cómo fue aquella mamá a la que amó a pesar del infierno que vivió. "Voy a tratar de no ir para atrás porque me pongo a llorar en tres segundos, sobre todo pensando en mi hija de 4 años. Me costó tanto ser mamá, ser una buena madre al no haber tenido un ejemplo a seguir. Me decía, 'no voy a a ser buena madre'. Hice terapia muchísimos años. Voy a tratar de decirlo desde la Adabel adulta, no desde Adabel niña que siempre va a estar herida. Yo creo que hay heridas que no se sanan nunca, hay heridas con las que se aprende a vivir y empezás a entender que ya no sos esa nena de 4 o 5 años, ya soy adulta", comenzó diciendo la bailarina. 

María Cristina, la mamá de Adabel (foto: instagram @adabelguerrero)  

Después, ya se metió de lleno en el relato de esos años de tristeza y desmesura. "Es una verdadera película de terror vivir con una persona alcohólica. Es terrible, es horroroso, sentís que no tenés piso, no tenés sostén, que estás todo el tiempo en el aire. De hecho, mi vieja cada tanto terminaba internada por coma alcohólico. Uno de los recuerdos que tengo es cuando con mi hermano fuimos a parar a lo de unos tíos. Yo iba a última salita de jardín, o sea que tendría cinco años y me acuerdo hasta el día de hoy que rezaba todas las noches y le pedía a la Virgen que mi mamá me volviera a buscar, porque sea lo que sea, era mi mamá. Quizás lo mejor era estar con esa familia que tenía, pero bueno, la mamá es la mamá. Por eso me cuesta hasta el día de hoy, no sé si la palabra es perdonarla, porque no tengo que perdonar nada. Entiendo también con terapia que hizo lo que pudo y quizás el entorno no fue el mejor para ayudarla porque creo que nadie la supo ayudar. Además te tenés que dejar ayudar porque si encima no te dejás ayudar o no tenés un objetivo en la vida para salir adelante...", se sinceró Adabel.

Como madre de Lola, hoy a la bailarina le cuesta entender cómo sus hijos no fueron una motivación para que María Cristina pudiera salir adelante. Pero la depresión, a veces, es mas fuerte que todo. "Eso es lo que me dolió, Dios, ¿cómo tus hijos no son un objetivo en la vida para salir adelante? Esa creo que es una de las peores heridas que tengo de la infancia. Mi hermano era la oveja negra. Yo era el ángel para mi mamá, que claro, cuando sos chica, decís 'qué lindo ser el ángel de mamá'. Cuando soy grande, digo es una mierda ser el ángel de mi mamá, si yo no tengo que rescatar a mi mamá, mi mamá me tiene que cuidar a mí. Mi mamá termina falleciendo y la encuentro yo volviendo de un ensayo porque bailaba de ocho de la mañana a 11 de la noche. Obsesiva, entiendo que fue una herramienta, que a mí me salvó la obsesión o la adicción a las cosas que me hacían bien", cuenta.   

En otro tramo de la entrevista en Crónica con Gastón Pauls, Adabel describió cómo fue el declive de su madre. "Mi vieja siempre tomaba unas pastillas azules para la depresión que después las combinaba con alcohol. Imagínate el desastre que era eso en mi casa. Yo no sabía bien separar porque lo que dicen tus padres es palabra anta viste, no lo dudás. Después, empezás a dudar. Ella creía incluso en la magia negra y en esas cosas. Entonces ella cuando mezclaba empezaba a ver al demonio, a decirme que estaba el demonio en la biblioteca, a llamar brujas que ella conocía y empezaban a hacer rituales en mi casa. Y encima decían que me querían dañar a mí. Imagínate la infancia que yo tuve, o sea, yo no pegaba un ojo en toda la noche. Y mi vieja cuando quedaba tirada en el piso, yo la acostaba en la cama,. Mi vieja por ejemplo decía que estaba acostada en la cama y sentía que la agarraban de los tobillos y la querían tirar para abajo de la cama. Entonces yo dormía así. O sea, empezás a tener una vida terrible. De hecho yo es el día de hoy que me cuesta mucho dormir sola con la luz apagada, tengo que dormir con la luz prendida"

Adabel junto a padre -que reapareció en su vida hace unos años- su marido, su hija    

Adabel también admite la importancia que tuvo la terapia en su posibilidad de sanación. "Mi mamá falleció cuando yo tenía 17 años. Se vino mi hermano a vivir a mi casa y fue un desastre total. Entonces como amenazó con que me iba a matar, fui a la Comisaría de la Mujer hacer la denuncia ya cansada de que me amenace. Hago la denuncia porque si a mí me encuentran muerta, por lo menos ya saben quién fue. Y ahí me ofrecen hacer terapia psicológica y eso también me salvó la vida porque empecé a tener un apoyo que no había tenido antes. Empecé a analizar toda mi psiquis, a revisarla, a trabajar hasta el día de hoy porque sigo trabajando todas esas falencias emocionales. Esas falencias de una familia que te apoye, que si a vos te pasa algo sabés que hay alguien... Es real que no tengo a nadie, mi mamá falleció, mi viejo está, pero 'ahí'  (hace unos años se reencontraron). Mis abuelos también fallecieron, con mi hermano no tengo vínculo, no sé qué es de su vida, con mis primos tampoco tengo vínculo porque todo se fue como pudriendo. Era como una familia muy conflictiva", afirmó Guerrero.

Sobre el final, Adabel reconoció que la muerte de su madre la sintió mucho antes. "Es un dolor terrible perder a una madre a los 17 años aunque en realidad la perdí a los tres. Porque ya la vas perdiendo a una madre alcohólica porque es como que no la tenés."