ENTREVISTA A FONDO

Fue niña prodigio de la tele, brilló en Chiquititas y luego "desapareció" del medio: la vida inquieta de Jimena Piccolo

Arrancó con publicidades a los 4 años y antes de actuar con Romina Yan, ya había trabajado con Jorge Guinzburg, Cristina Lemercier y Osvaldo Laport. Cris Morena le cambió su vida para siempre. Pero luego se alejó del medio, fue vendedora de ropa y recepcionista en un hotel. Cómo es su vida hoy

Por
Escrito en ESPECTÁCULOS el

Comenzó a trabajar de muy chiquita en publicidades y su primera incursión televisiva fue en El Super Clan. Luego pasó a Cristina y sus amigos, Peor es nada, Alta comedia y Cosecharás tu siembra y alcanzó la popularidad en Chiquititas, donde le dio vida a la recordada Jimena durante las cuatro imbatibles temporadas que protagonizó Romina Yan en Telefe. Luego Jimena Piccolo (36) pasaría a Trillizos, junto a Guillermo Francella y si bien después tuvo apariciones en programas como Amor mío, ¿Quién es el jefe?, Mujeres asesinas, Los cuentos de Fontanarrosa, Mujeres de nadie y Somos familia, de a poco se fue alejando del medio.

En los años que estuvo sin actuar, trabajó como recepcionista en un hotel y como vendedora de ropa pero luego volvió a sentir el bichito de la actuación y se animó al teatro independiente. En 2014 actuó en la obra Ego, al año hizo La vida prestada junto a Nadia Di Cello, otra ex Chiquititas, y junto a Stefy Xipolitakis trabajó en el espectáculo infantil El mundo de Stefy y vos. Hoy, Jimena forma parte del ciclo radial Para cosas buenas, que va por su cuarta temporada al aire y que sale por FM Late 93.1. “Me sumé al programa hace tres años y en pandemia lo seguimos haciendo vía zoom. El conductor es Fede Díaz y encontré un lugar que me encanta en la radio”, cuenta la actriz a Pronto.

-¿Cómo llegaste a trabajar en radio?

-De casualidad. Fede siempre me decía que me quería hacer una nota y yo le decía que no porque me da cosa; si no tengo algo que comunicar, no me gusta dar notas. Pero justo estábamos con Nadia haciendo La vida prestada en teatro, entonces fui. Fede es amigo de Maxi Cardaci, mi agente de prensa, y un día que se le había caído un invitado, me preguntó si podía ir. “Dale, voy pero si me dejás hacerte la co-conducción”, le tiré en chiste.

-¿Y?

-Fede me respondió: “Venite ya”. Fui, me senté ahí y me encantó. Me divertí pero fue solo ese programa porque ya se terminaba la temporada y Fede me ofreció al año siguiente volver juntos. Dudé porque nunca había hecho radio pero me terminé animando. El primer programa tuvimos en vivo a Moria Casán e Iliana Calabró de invitadas y si bien no hablaba mucho al comienzo, de a poco me fui soltando. Hoy estoy chocha y ya van cuatro años que estamos con el programa Para cosas buenas, los lunes de 20 a 21.

-¿Y la tele?

-Lo último que hice en tira fue Trillizos, a fines de los 90. Y luego tuve participaciones en varios programas pero sin continuidad: Kachorra, Mujeres asesinas y Amor mío en la versión argentina y la mexicana, para lo cual tuve que estudiar neutro.

-¿Tenés ganas de volver o no?

-Es muy loco: hay días que sí y otros que no. Si veo un proyecto que me gusta, como Amar después de amar de amar o Las estrellas, me dan ganas de entrar ya a grabar esas novelas. Algo similar me pasa hoy viendo El primero de nosotros, que me encanta. Pero no sé qué tanto entrenamiento tengo hoy para volver a hacer algo así. No tengo representante, me manejo sola y por eso siento que no me llaman. Igual me gusta más el teatro, que es más tranqui y con menos exposición. Nunca fui muy amiga de la exposición.

-¿Siempre fuiste perfil bajo?

-Sí, siempre. Me da mucha vergüenza que la gente me conozca y no sé qué decir o qué contestar. Al día de hoy, pasaron 25 años de Chiquititas y siempre alguien en la calle me dice algo o me reconoce. Pablo, mi pareja, se da cuenta cuando me conocen porque yo soy un despiste. El otro día en un restaurante me comentó: “Las mozas saben quién sos y recién cuando fui al baño estaban hablando de vos”. Por suerte, tengo un público buena onda y me sorprende que a pesar del paso del tiempo, me sigan hablando de Chiquititas.

-¿Alguna anécdota para compartir?

-Miles. Muchos chicos están mirando Chiquititas por Pluto TV o por YouTube y me saludan nenas de 11, 12 o 13 años por las redes sociales. Me escriben por Instagram, me dicen que me aman y la pregunta más recurrente que me hacen es por qué mi personaje no se quedó con Matías (Alfonso Burgos) en la novela. O me comentan escenas de los capítulos que ni yo me acuerdo que hice.

-¿Dónde arrancó todo? ¿De dónde sos?

-Nací en Capital y me crié en Devoto con mi familia. Mi mamá, Miriam, siempre fue ama de casa y mi papá, Jorge, era vendedor de ropa en esa época de la marca Nueva Gente, que era furor a fines de los 80. Tengo una hermana, Camila, 5 años más chica. Papá era gerente de venta de esta marca que le daba la ropa a los chicos de Clave de sol. Yo tenía 4 años, miraba el programa y estaba enamorada de Guido Kaczka. Cada vez que papá les tenía que llevar ropa, le pedía que me lleve y un día le insistí tanto que me llevó.

-¿Cómo fue esa experiencia?

-Alucinante. Como me crié entre grandes porque fui la primera hija y la primera nieta, siempre hablé clarito desde muy chica. Me llevó, me puse a hablar con todo el mundo, me vio el director Jorge Palazzo y le dijo a mi papá: “Esta nena tiene que trabajar en la tele”. Le dio el teléfono de la representante Ana Pechmann y le insistí tanto a mis papás hasta que me llevaron. Le caí en gracia a Ana, me empezó a mandar a castings y fui haciendo publicidades hasta que entré en la tele.

-¿En qué programa?

-En El Super clan. Les causaba gracia porque era muy chiquita y hablaba todo pero no pegaba un paso bailando. Me tenían ahí corriendo, saltando y jugando hasta que un día pedí hablar. Le tiré el saco de abajo al director y le dije: “Señor, yo quiero hablar”. Le causé mucha gracia, me armaron un sketch donde había cuatro novias: Mercedes Funes, Gabriela Allegue, otra chica más y yo. Cada vez me fueron dando más letra, me sentaron de jurado, estaba Jey Mammon también que cantaba y yo evaluaba a los que participaban. De ahí, pasé a Cristina y sus amigos, con Cristina Lemercier. Y salí de gira por todo el país con solo seis años, con mi mamá.

-Qué chiquita, Jime.

-Sí, re chica. Hicimos dos años de teatro y como en esa época no había tantos chicos trabajando en la tele, me llamaban directo. Hice El club de los baby sitters por Canal 9, Alta comedia, Peor es nada con Guinzburg y hacía de Merlina en un sketch de Los locos Gómez. Luego entré en la novela Cosecharás tu siembra, con Luisa Kuliok y Osvaldo Laport: entré por dos capítulos y me quedé todo el ciclo. Así fui haciendo mi caminito hasta que llegó Chiquititas.

-¿Llegaste por casting?

-No. En Telefe había hecho el personaje de una nena autista en Para toda la vida, les había gustado y me llamó directo Paco Fernández de Rosa para decirme que me querían ver para un programa nuevo pero jamás nos dijeron que se iba a llamar Chiquititas. Justo tenía varicela, así que no fui y a los 15 días me volvieron a llamar. “La estamos esperando”, le dijeron a mi mamá. La única condición era ser más bajita que Agustina Cherri, condición que claramente cumplí y quedé. Arranqué con Chiquititas sin imaginarme el fenómeno que se venía.

-¿Te cambió la vida?

-Para siempre. Fue un boom. Entré con 10 años y salí con 14. Crecí ahí adentro y fue impresionante lo que nos pasó y lo que vivimos. El programa tiene un peso enorme al día de hoy y cuando me ven, nadie piensa ni sabe todo lo otro que hice. Para todos siempre voy a ser “la de Chiquititas”. Crecí adentro de esos estudios y no me imaginaba mi vida sin eso. La pasé realmente bien y si me dabas a elegir, prefería ir a grabar antes que a un cumpleaños.

-¿Cómo manejabas la popularidad en el colegio y la calle?

-Me cambié de colegio justo antes de empezar con Chiquititas. Nos fuimos de Capital a Merlo, en marzo arranqué el colegio nuevo y en agosto salió el programa al aire. Tuve muy buenos compañeros, desde cuarto grado hasta que egresé fui al mismo cole y mis amigos siguen siendo ellos.

-¿Cómo hiciste para no creértela?

-Me tenían cagando en mi casa y si se me ocurría hacerme la loca, me bajaban de un hondazo. En mi casa ayudaba, arreglaba mi cuarto y colaboraba con la cocina y la limpieza. Mi mamá siempre tuvo en claro que tenía que criarme como a una chica común y corriente de mi edad y se lo agradezco infinitamente.

-¿Tus papás administraban tu dinero?

-Mi papá siempre trabajó y pasó de ser gerente de la marca de ropa a tener un restaurante. A mi plata me la guardaban, me agarró el corralito con mis ahorros, pude recuperar todo por suerte y con eso terminé de colaborar con la construcción de la casa familiar. Y me pude comprar mi propia casa; eso fue buenísimo y me dio cierta tranquilidad.

-¿Cómo era tu relación con Romina Yan?

-Fue re loco porque durante el primer año de Chiquititas casi no nos veíamos: su personaje iba por otro lado, con el elenco adulto y sus historias no estaban tanto en el Hogar Rincón de Luz. Cuando entró al hogar, la amé. El perfume que sigo usando al día de hoy, que es de Kenzo, la primera vez me lo regaló ella para una Navidad y siempre me gustó, al punto de lo que sigo usando hasta hoy. Otra cosa es que como pescado por Romina.

-¿Perdón?

-Sí, como te cuento. Cuando íbamos a grabar, ella siempre se llevaba su tupper con atún y me invitaba a veces a comer con ella. Yo no quería saber nada con el pescado y Romina insistía: “Dale, comé que es rico”. Así empecé a comer atún y me amigó con el pescado. Teníamos una relación divina y miles de historias compartidas.

-¿Y qué pasó cuando te fuiste de la novela?

-Pasé de Chiquititas a Trillizos, también por Telefe, y a Romina me la crucé muchos años después, en la sitcom Amor mío. Justo ahí ella estaba embarazada de su hija Azul, la vi en una grabación y no me acerqué porque me daba vergüenza. A veces parezco antipática pero siento que no se van a acordar de mí, entonces prefiero no acercarme. Cuando Romi me vio, se estaba maquillando y empezó a los gritos: “Jime, Jime, vení para acá”. Me dio un abrazo súper cálido, me contó de sus hijos, me mostró fotos y sentí que el tiempo no había pasado. Como si la hubiera visto el día anterior. Intercambiamos nuestros mails y volvimos a conectarnos.

-¿Dónde estabas cuando te enteraste de su muerte?

-Estaba justo en la calle, yendo a encontrarme con una amiga. Me llamó mi mamá por teléfono para ver dónde estaba. “¿Estás mirando la tele?”, me preguntó y le dije que no, que estaba en la calle y le corté; no la dejé ni hablar. Cuando llegué al local de mi amiga, estaba la tele prendida y ahí me enteré. No lo podía creer. Negadora total, pensaba que era mentira, no podía ser real. Estuve dos días para caer. No me parecía posible y sentí muchísima angustia. Tan joven, tan llena de vida, tan buena, con hijos tan chicos. Fue inesperado y me dio mucha bronca.

-¿Pudiste despedirte?

-Sí. Fui al entierro con Georgina Mollo, también de Chiquititas, y ahí lo vimos a Gustavo Yankelevich con uno de los hijos de Romi. Con Gustavo siempre habíamos tenido un excelente vínculo laboral, él súper cariñoso con nosotros, lo veíamos siempre en el teatro y al verlo tan devastado, me quebré. Sentí que la vida estaba siendo muy injusta. Esa fue mi sensación.

-Hace poco falleció Hilda Bernard, la malvada Carmen de Chiquititas. ¿Qué recuerdos atesorás con ella?

-Los mejores. Hilda era increíble. Tenía muchas escenas con ella porque me la pasaba haciéndole maldades y aprendí muchísimo de ella. Cuando pasábamos letra y algún texto no nos salía, Hilda siempre decía que el problema no era que no lo podíamos aprender sino que estaba mal escrito. Insistía en que si no salía orgánico era porque el personaje no diría eso. Me enseñó miles de cosas porque era una mujer tan profesional, con tantos años en el medio y más allá de eso, su calidez humana era de otro nivel. La veías en el teatro y ella era la uno en todo: a pesar de su edad, se ponía 200 pelucas, hacía 200 cambios, bailaba, iba, venía y lo disfrutaba como nadie. Su amor por la profesión era enorme y lo transmitía. Una mujer buena con todas las letras.

-¿Con Cris Morena seguiste teniendo relación?

-La vi varias veces en estos últimos años. Tuve la suerte de hacerle una nota para la radio y fue muy cariñosa y tuvo palabras muy lindas para conmigo. No es que nos vemos frecuentemente pero me invitó a Otro mundo, su escuela y tengo que ir a conocerla. Cris te enseña a ser riguroso, a trabajar sin dejar detalle librado al azar y al ser tan exigente, esa exigencia te la pasa. No se te cruza no trabajar de esa forma. Todos los que trabajaron con ella te van a decir lo mismo: te enseña para la vida. Yo no llego tarde a ningún lado, cuelgo la ropa, voy con la letra sabida. Ella te forma. Hablamos hace un año, no sé qué proyecto está haciendo pero me pidió tener un zoom con otras dos personas más y lo hicimos. Hablamos como dos horas.

-¿O sea que tenés posibilidades de volver a trabajar con ella?

-En la nota para la radio se lo dije. “Ahora que estás haciendo cosas, teneme en cuenta”, le tiré pero ella se rio y me respondió: “Tengo muchos en Otro mundo”. Siempre digo que el día que ella me llame, sabe que estoy. Igual es algo que digo yo y otros dos millones de actores más, ¿no?

-¿Qué pasó después de Trillizos?

-Hice esa novela con Francella, que duró un año y medio por Telefe y me tocó hacer de su hija. Con Guillermo me reía muchísimo y antes de empezar a grabar, todos me decían que era muy exigente y malhumorado. Pero en mi experiencia, él fue lo más, súper cálido y cercano. Fue un placer trabajar con él: súper divertido y profesional. Después de ahí, me alejé de la tele y me tomé unos cuantos años.

-¿Por qué te alejaste?

-Cuando terminó Trillizos estaba cansada, estaba terminando el colegio, necesitaba parar y tampoco me surgió nada interesante. No es que rechacé mil cosas. Telefe me dijo que estaba por salir un nuevo proyecto en el que podía estar, me quedé esperando y no se dio. Cuando no pasó, pensé: “Me viene bien para descansar”. Terminé el colegio, entré en la facultad a estudiar cine en la UAI y no terminé. Dejé en la mitad la carrera de Dirección y Producción Audiovisual; ¡qué vaga! Me aburría y no quería ir más.

-¿Intentaste volver a la pantalla?

-Sí. Cuando quise volver, empezó a ser difícil y no soy muy persistente. Me da vergüenza llamar y pedir trabajo, no me sentía cómoda en ese lugar y fui dejando. Después me empezaron a llamar de alguna que otra cosa y me puse a estudiar teatro con Alicia Zanca en el San Martín. También hacía cursos de actuación y canto en escuelas cerca de mi casa pero como no me surgía nada interesante, empecé a pensar que esto no era para mí. Así me fui alejando.

-¿Realmente sentías que esto no era para vos?

-Es muy difícil. Si me preguntás, te voy a decir que siempre siento que esto es para mí porque me encanta actuar. Pero la exposición nunca fue para mí. No me siento cómoda y empezar a hacer notas me costó muchísimo. Sentía que nada de lo que pudiera decir era interesante. Cuando fui creciendo, laburé de otras cosas y eso me terminó de alejar.

-¿De qué trabajaste?

-De vendedora en Caro Cuore y amaba ese trabajo. A veces, la gente me reconocía y eso lo re usaba para vender más. Me divertía mucho y me hice amigas en ese laburo. También trabajé en una gerenciadora de hoteles: era la secretaria del dueño de la empresa. Entré como recepcionista, le caí en gracia al dueño y me puso como su secretaria. Ahí estuve dos años.

-¿No te pesaba pasar de protagonizar Chiquititas a trabajar en un hotel?

-Mirá, yo creo que eso lo podés hacer si en tu casa te enseñan que la tele es un trabajo más. Como yo trabajaba en la tele y me encantaba, lo vivía como mi laburo pero jamás me creí una estrella ni se me subieron los humos a la cabeza. Jamás me creí famosa y que la gente me reconociera era una consecuencia de mi trabajo. Punto. Muchos trabajan para ser famosos pero yo siempre fui a la inversa: es más, si pudiera trabajar con una bolsa en la cabeza y que nadie me conociera, sería mucho más feliz. Nunca me llevé bien con la exposición y por eso no me molestó cambiar de rubro.

-¿Qué fue lo primero que hiciste cuando volviste a actuar?

-Me llamó Diego Beares para la obra Ego, mi verdadera historia, y si bien venía de estar mucho tiempo sin hacer nada, me cayó muy bien Diego y como soy muy intuitiva con eso, acepté. Me metí a hacer teatro después de cinco años sin hacer nada. Ahí conocí a la actriz Denise Bellati y con ella produjimos la obra La vida prestada, con Nadia Di Cello. Sabía que Nadia tenía ganas de volver pero no tenía oportunidades, la convoqué y actuamos juntas. Nos fue re bien, eso fue en 2015 y luego produje El club del chamuyo. En el medio, hice el infantil El mundo de Stefy y vos.

-¿Y después de todo eso llegó la radio?

-Exacto. Hace ya cuatro años que estoy haciendo radio y, además, tengo un proyecto de teatro muy grande, que lo tengo en la cabeza y quiero desarrollarlo como productora. Me gusta más estar abajo del escenario que arriba. Pero la pandemia y el contexto no son los mejores para desarrollarlo ahora. Además, lo que me falta es tiempo porque hace ya nueve años que trabajo de coordinadora en una obra social y eso me lleva ocho horas diarias.

-¿Dónde conociste a tu pareja?

-Con Pablo llevamos 11 años juntos y él es empresario gráfico. Nos conocimos porque su hermano está casado con la prima de mi papá y el primer acercamiento fue por nuestras familias. Nos conocimos, pasaron muchos años en el medio, un día nos pasamos el PIN de Blackberry, empezamos a charlar y un día me fue a buscar al trabajo con la excusa de que quería que escuche una canción que él le había grabado a su mamá. ¡Un chamuyo total!

-¿Y accediste?

-Pablo canta muy bien de hobby, le había preparado una canción a su mamá por el cumpleaños y me pasó a buscar para que la escuchara. Todo esto fue en secreto, sin decirle nada a nuestras familias porque no sabíamos qué podía pasar. Fuimos a cenar y no nos separamos nunca más. Llevamos 11 años juntos.

-¿Te gustaría casarte?

-Para serte sincera: no. No me llama la atención y nunca soñé con eso. El en algún momento lo planteó pero convivimos hace mucho, nuestra familia ya está armada y no lo vemos importante. Tenemos una bulldog francesa que se llama Sabandija y es una gordita hermosa de cuatro años.

-¿Y ser mamá?

-No es algo que queramos ya pero tampoco lo descartamos. Es un proyecto a futuro. Durante mucho tiempo no quise saber nada con la maternidad y ahora que estoy más grande, lo pienso. Pero no es algo inminente ni nos apuramos con eso.

Por Nicolás Peralta

Fotos: Album personal Jimena Piccolo

La entrevista con Jimena Piccolo y otras más están en la edición digital de junio de revista Pronto, a la que se puede acceder y descargar de manera GRATUITA haciendo click en este link